martes, 8 de julio de 2008

Adictas al pete

¿Es una religión?
Estudios recientes indican que la tendencia se habría popularizado en los últimos años debido a las canciones de Damas Gratis. ¡Gracias chicos!



“Todas las chicas en mi colegio lo hacen... Por eso
yo también empecé ¡y ahora no lo puedo largar!
Mmm... ¿cuánto calzás?”
..............................................................Melanie

“Todos en la escuela hablan de eso. En casa
hablan de eso, en la iglesia hablan de eso... Pero
yo no se qué es. ¿Qué es peté? ¿un postre francés?”
.............................................................Kevin

“Yo empecé a hacerlo porque mis estrellas
favoritas lo hacen, como esa de las Spice que
salía en bolas en las revistas cuando era joven,
o como Wanda Nara”
.............................................................Marie Jean


(Cortina musical de la nota: esa de los genios que dice “dejate de joder y no te hagas la loca, anda a lavarte bien la boca, me distes un beso y casi me matas de la baranda a leche que largaaass...”)

Nadie se salva, excepto los casados. Las chicas no hablan de otra cosa, en los escasos momentos que no tienen la boca ocupada y pueden hablar. Es la moda del momento, cómo el fluo en los 80´ o los chupetitos en los 90´. Mujeres de todas las edades (algunos prefieren las abuelas, que pueden sacarse los postizos y hacen verdaderos milagros, hecho comprobado durante la investigación, a otros le da todo lo mismo) y de todas partes del mundo se suman a este movimiento que es considerados por los estudiosos del tema (unos pícaros bárbaros) “La gran religión del siglo”. Las estadísticas estadicen que el 75% (porcentaje de hombres solteros) de la población masculina se encuentra más relajada que nunca, y que hay un incremento descomunal en la taza de divorcios.
Como toda religión, ésta también documenta sus milagros, tal es el renombrado caso de “la esposa petera”, ocurrido allá por el siglo XIV en el lugar que ahora se conoce cómo San Petesburgo (que quiere decir “placer oral” en ruso), episodio que cambió para siempre la vida de un hombre que había perdido su fe en Dios.
Sinceramente suyo, queridos lectores (y sobre todo queridas lectoras), James Voligoma, más relajado que nunca. Gracias Melanie.


NOTA REFLECTIVA: Demos gracias a Nuestra Señora de San Petesburgo por los favores recibidos
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2 comentarios:

Kurco dijo...

Exelente humor mi compadre

Anónimo dijo...

yo quiero un pete.
Adrian