o la limó, no sabemos. La cosa es que no ha vuelto a aparecerse por estos rumbos, ni por ningún otro. Sus últimas señales de vida fueron dadas, paradójicamente, en Lima, donde se le vio de ánimos muy festivos y acalorados (adjudicados a los varios daikiris que traía puestos) tratando de batir el Record Guiness de almacenamiento en boca de caramelos media hora al tiempo que resucitaba una morsa de peluche. Fue el héroe del día. El blog permanecerá abierto en su memoria, y porqué no, esperando su regreso. Porque, cómo dijo Hilda Lizarazu “la locura no tiene fronteras.”
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. ......................................................................Los amigos de James